... no buscará lo legal, sin lo justo... (Rafael Barret)



porque a mi entender, la justicia nunca ha estado en los tribunales

Porque la justicia, como muchas otras cosas, no es más que una idea abstracta que espera concretizarse en el accionar de los oprimidos

Porque la justicia le toca a quien la busca y a quien la piensa, y a quien la nombra

La justicia no es letra muerta, es un accionar cotidiano que busca justamente, descentralizar el poder

Porque la justicia no la construyen los dioses ni los reyes déspotas (mal llamados “gobernantes” o “poderes del estado” en las democracias occidentales modernas), no viene de arriba, sino de abajo

Porque es un error pensar que solo la conocen... los abogados (¿?)

Porque la idea de justicia ha cambiando con el tiempo, con las luchas, con los aprendizajes

Por esa y otras razones, este blog.

Con ganas de preguntarnos y re pensar, a partir de las ciencias sociales, noticias, comentarios, ensayos y demás, la siempre presente idea de la justicia

martes, 4 de enero de 2011

Gobernabilidad y transición democrática


Por: Paola Ferraro

Introducción

El presente ensayo toma los conceptos de gobernabilidad y transición democrática desde la perspectiva de diversos autores, sosteniendo que la falta de gobernabilidad en el escenario coyuntural nacional, es el resultado de una transición fallida en el proceso paraguayo.

1. Conceptos principales

Partimos del concepto de gobernabilidad, el cual, a lo largo de este ensayo se referirá al control político e institucional (…), indicando la posibilidad de orientar los procesos e intervenir sobre las variables, de programar objetivos y prever resultados, garantizar coherencia interna a todo proceso social en vías de transformación (Di Tella, 2004). En ella, se busca “integrar a sus actores estratégicos y asegurar el ejercicio eficaz de la autoridad (…) asegurar estabilidad e impedir el caos social (PNUD Paraguay, 2009). No obstante, cabe señalar dentro de nuestra definición, la caracterización de la gobernabilidad en su forma democrática, la cual se vincula con la calidad de vida y desarrollo humano de las personas. La gobernabilidad democrática trasciende la acepción primitiva de “control de los conflictos sociales”, y abarca la capacidad de un gobierno de concertar con diferentes actores sociales y económicos y desarrollar políticas públicas orientadas a satisfacer sus demandas (PNUD-Paraguay, 2009:12) La participación en instancias de decisión (donde se manifiesten expectativas e intereses) hace de un sistema gobernable. Es por ello que la democracia se muestra como condición necesaria (pero no determinante) para el alcance de la gobernabilidad.
El estudio sobre la situación de gobernabilidad democrática se basa en una serie de indicadores que permiten evaluar las políticas públicas, su posible impacto sobre los diferentes sectores sociales, avances y problemáticas en el tiempo. Por ello, el presente trabajo toma y reflexiona sobre 3 variables y la situación en las que estas se encuentran en Paraguay. Estas variables son: (1) Percepción de la democracia, (2) Derechos Humanos e Igualdad ante la ley y (3) Eficacia y trasparencia de la función pública.

a. Percepción de la democracia

Según datos de la Primera encuesta de Gobernabilidad Democrática(*) , la sociedad paraguaya se caracteriza por demostrar escasa afección al régimen democrático. Tan solo un tercio de la población encuestada manifestó considerar a la democracia como a un sistema “preferible a cualquier otra forma de gobierno”, en tanto que las opciones autoritarias o de indiferencia se repartían el porcentaje restante. Sobre la percepción del funcionamiento de la democracia en el país, tan solo un 27% sostenía que la democracia “funcionaba bien en el Paraguay”, cifra que resulta preocupante, por más que la encuesta, posteriormente re-plantee la pregunta al hacer un análisis comparativo del actual gobierno con el anterior; dando a conocer a un 61.1% que ve un mejor/mucho mejor funcionamiento de la democracia en el nuevo gobierno.

b. Derechos Humanos e igualdad ante la ley

Dentro de esta batería de preguntas, llama notoriamente la atención, los resultados relacionados a la vigencia de los derechos humanos e igualdad ante la ley. Según encuesta, 72% al 85% de las personas expresan que los DD.HH no están siendo respetados en el país. Igualmente, salta a la luz dentro del informe, el descontento ciudadano por la ausencia de elecciones trasparentes.
La ausencia de elecciones trasparentes responde, entre otras cosas, a la fuerte vigencia de una cultura política clientelar, en donde no se busca satisfacer las demandas de los distintos sectores de la sociedad; sino que antes bien, las agrupaciones políticas priorizan su interés privado (y el de sus principales financistas). Se desea desarrollar en el elector, una cultura afectiva que lo aferre al partido de afiliación, cultura que es alimentada en el intercambio de favores a cambio de votos, condicionando su fidelidad. Esto permite ver la falta de modernidad del sistema político paraguayo.
El intercambio de favores-por-votos, tiene como una de sus principales formas, la distribución de cargos de poder dentro del aparato del estado. En algunos casos, los partidos políticos llegaron a armar verdaderos “feudos”, trasformando instituciones públicas en algo para su uso “personal”. Esta maña clientelar, fue ampliamente practicada por los sectores de poder, tanto dentro del régimen autoritario, como en los años de la transición, transformándose en ”su manera” de construir gobernabilidad dura, puesto que la lógica clientelar excluía del juego político, a los sectores sociales que no se adherían a ella.
Tan solo el 10.9% de los encuestados respondió de forma afirmativa a la pregunta de si en Paraguay existía igualdad ante la ley, en contraposición a un 85.3%, que contestaron de forma negativa. Seguidamente, un 71.8% sostiene que no se respetan los derechos humanos y, el debate por la libertad de prensa señala que un 49.7% considera que en el país si se respeta la libertad de prensa, en tanto que 42.5% se opone a esta afirmación. Para un 39.3% no se respeta la libertad de organización.

c. Eficacia y trasparencia de la función pública

Finalmente, nuestro último indicador tomado para analizar la gobernabilidad democrática en el país, nos señala que para tan solo un 24.1% de encuestados, la Administración Pública funciona bien en el Paraguay, en tanto que un 67.3% se muestra en desacuerdo/muy en desacuerdo con esta afirmación. Al hacer el análisis comparativo entre el gobierno anterior y el actual, se observa que el 41.5% ve un mejor funcionamiento en la Administración Pública con el actual gobierno. Por su parte, la frase “los planes y programas del gobierno responden a las necesidades de la población”, alcanzó un 47% de desacuerdo/muy en desacuerdo, en tanto que un 38.2% se mostró de acuerdo con la afirmación y un 15% de no respuesta.
Estos datos plantean la existencia de un poder concentrado, que acumula privilegios y logra una desproporción entre las expectativas formuladas por la ciudadanía y la capacidad de gestión de los órganos de gobierno para cumplir las exigencias, desproporción que desemboca en la ingobernabilidad.

2. La transición

Desde la salida del régimen autoritario stronista en el 89, la llamada “transición a la democracia” ha registrado un aumento creciente de las demandas y expectativas hacia el rol del estado, hasta la presente década. Estas crecientes exigencias, se entienden y justifican de momento en que comprendemos que, justamente, es el régimen democrático el que permite, y hasta requiere, la presentación de demandas por parte de los ciudadanos y de los grupos (Di Tella, 2004). Y es esta disparidad entre los aspectos requeridos por la sociedad civil en democracia, conjuntamente con los obstáculos e incapacidad de los sucesivos gobiernos de cumplir con las mismas, lo que ha generado frustración y pérdida de confianza, convergiendo en una crisis, no solo (pero principalmente) de partidos políticos, sino dentro de distintos grupos organizados en la sociedad.
Ante esta situación de insatisfacción de demandas, una de las preguntas más comunes a formularse, tanto dentro de sectores de la academia, como a nivel de opinión pública, es la relacionada a la efectividad de nuestra democracia; y en ese sentido, se hace hincapié en la figura de la transición democrática en Paraguay ¿Fue realmente nuestra experiencia una “transición a la democracia”? ¿Puede decirse hoy, a más de dos décadas de iniciado el proceso (y sumándole a nuestra coyuntura, la presencia de un nuevo actor político en el gobierno) que se ha consolidado el sistema democrático en nuestro país?
Con el proceso iniciado el 20 de abril de 2008, las expectativas de la ciudadanía hacia la consolidación de un sistema democrático en Paraguay, ha venido en aumento, dada la experiencia del traspaso de mando de una agrupación política a otra mediante las urnas (por primera vez en los casi 200 años de independencia paraguaya), cosa que no se dio tras el golpe del 89, situación que permitió la permanencia del aparato colorado (**) , con su sector más tradicional-conservador en el poder.

2.1. Entender la transición

Retomando la pregunta efectuada anteriormente, la cual se refería a la efectividad de nuestra transición, considero necesario tomar en cuenta dos aspectos: 1. Por un lado, cabría preguntarse si nuestra “transición a la democracia”, sobre todo en sus primeros años, puede ser entendida como un proceso de liberalización (apertura de libertades públicas), más que como inicio de cambios estructurales dentro del juego de poder, y 2. Si realmente los cambios en el régimen de gobierno, pueden solucionar la siempre vigente problemática de las desigualdades entre sectores sociales, para garantizar la gobernabilidad.
Sobre el primer punto, resulta pertinente tomar las reflexiones de Galeano (2008: 54) acerca de lo que el denomina “la apertura otorgada”. Para el citado autor, el golpe a Stroessner se gesta y es otorgado por los sectores de poder (FF.AA., representantes de la cúpula tradicionalista del partido colorado ) a la ciudadanía; por más que esta (organizada en distintos sectores) llevaba años de lucha, exigiendo el cese de la represión y la apertura de un sistema más participativo. Para Galeano, el golpe fue el último capítulo de la autodescomposición del estado autoritario vigente durante la era stronista.
No solo el golpe, sino también la transición, tiene como protagonistas al Partido Colorado y sectores de las FF.AA. La oposición, desarticulada tras años de persecución política desde el terrorismo de Estado, no se encuentra ni en condiciones, ni con la coyuntura dispuesta, para protagonizar la transición.
La proclama del General Rodríguez, (cabeza visible del golpe efectuado contra Stroessner y hombre de confianza del mismo durante la dictadura) difundida en la madrugada del 3 de febrero, es una muestra fehaciente de que los sectores en el poder, no tenían como prioridad, la apertura de un proceso democrático-participativo-incluyente, antes bien, recuperar la “honorabilidad” de las FF.AA. y la Unidad del Partido Colorado, eran prioridad en la agenda Así, la reconstrucción del escenario político busca consolidar la legitimidad de viejos actores protagónicos. Las elecciones de mayo del 89, que proclaman al General Rodríguez como presidente, no son más que un mero acto simbólico, bajo la fachada (in-creible) de elecciones (democracia representativa)
Con relación al segundo punto, que versa sobre el alcance de los cambios de régimen para la instauración de la democracia, Garreton nos sugiere que las transiciones deben ser entendidas como una cuestión referente a cambios de régimen; entendiendo al régimen como a la forma de relacionamiento entre el estado y la sociedad. Una transición (o democratización) permite el cambio en las relaciones entre actores, pero no va más allá de esto:

¿Qué significa el fenómeno de la democratización política? Significa exclusivamente apuntar al nivel del régimen (…) El tema de las transiciones es el tema de las democratizaciones, lo que plantea como cuestión central, los cambios de régimen, y no otra cosa (Garretón, 2008: 137)

Seguidamente, concluye:

¿Qué resuelve un régimen político? Resuelve solo dos cosas: el modo como se gobierna la sociedad y el modo como se relaciona la gente con el Estado, es decir, la ciudadanía (…) de ahí el descontento de la gente que piensa que al cambiar el régimen, al pasar de un régimen militar a uno democrático, se resolverán los problemas de igualdad social (Idem).

Resulta necesario agregar a las citas del autor, dos conclusiones que nos ayudan a centrar una idea. Por un lado, si bien la transición-cambio de régimen no es directamente proporcional al establecimiento pleno de una democracia, es justo señalar que estos cambios en las relaciones estado-sociedad civil generan mayor o menor posibilidades para la resolución del problema de la igualdad en derechos. Igualmente, Garreton señala que no hay proyecto político sin proyecto de régimen

3. Conclusiones

Todo cambio de régimen nos supone la idea de una ruptura o desequilibrio de hegemonía dentro de una sociedad, permitiendo la incorporación de nuevos actores. Por ello, la transición paraguaya requería, de manera inexorable en los primeros años, de una verdadera negociación entre gobierno y oposición, en tanto que esta ultima cuente con capacidad de fuerza como para imponer condicionamientos y rechazar intentos de reducción de su espacio (Lachi, citado por Uharte, 2008). Las dificultades actuales en el ejercicio de la gobernabilidad democrática responden a la postergación de la participación de actores y la concentración del poder (democracia de baja calidad), en la experiencia de transición. Varios de estos sectores subalternos, se encuentran hasta hoy, invisibles y proscritos a una posición secundaria, lo cual contribuye a la frustración de sus expectativas, favoreciendo la ingobernabilidad.

NOTAS

(*) La Primera Encuesta de Gobernabilidad Democrática, es un documento perteneciente al Congreso de la Nación Paraguaya y al Programa de las Naciones Unidas, Paraguay, realizado durante el mes de diciembre del 2008. Los resultados fueron divulgados a principios del 2009
(**) Entiéndase al adjetivo “colorado”, como forma de referirse a la Asociación Nacional Republicana (ANR), también denominado “Partido Colorado; agrupación política tradicional en el Paraguay que gobernó durante la dictadura stronista, y en los distintos gobiernos de transición, hasta el 2008.

Bibliografía
Di Tella, Torcuato. (1990). Diccionario de ciencias sociales y políticas. Buenos Aires, Argentina

Galeano, Luis. “¿De la apertura otorgada a la transición pactada?”. Revista Paraguaya de Sociología nro. 131. Año 2008. P.53-67

Garretón, Manuel Antonio.”Comentarios a la transición paraguaya”. GTPP-CLACSO (7 y 8 de agosto de 1989). Revista Paraguaya de Sociología nro. 132-133. Año 2008. P.135-143

Indicadores de gobernabilidad democrática en el Paraguay. PNUD-Paraguay. Congreso de la Nación Paraguaya- Año 2009.

Uharte Pozas, Luis Miguel. “El gobierno de Lugo: transición, cambio político y nueva ecuación democrática”. Revista NOVAPOLIS nro. 4 abril/octubre 2009. P. 11-34

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